¿Qué te imaginas al ver al grupo de personas que viaja en el mismo autobús que tú?
Ves a aquella mujer de uniforme y supones que trabaja en un banco, pero no sabes que es bruja y que guarda a sus hijos en frascos de vidrio desde hace varias generaciones.
Ves a aquel hombre con overol y caja de herramientas y supones que va a reparar el grifo de alguna casa. Pero en realidad es un habitante de un planeta lejano llamado “Cteria” (posiblemente Iota Draconis B según nuestra nomenclatura) que necesita comer cobre para vivir y que lleva 212 años perdido aquí sin poder regresar a su mundo natal.
Observas a esas dos colegialas, una de ellas sonriente y picara mientras que la otra esta seria y lúgubre, y supones que han escapado de clases para vitrinear en algún centro comercial, pero la verdad es que una de ellas es parasita de la otra y van a esconderse en algún rincón oscuro donde la alegre sacará su lengua dentada y morderá la cabeza de la triste para absorber sus fluidos vitales.
¿Qué tal aquella señorona vestida elegantemente? Miras el ostentoso collar que tiene y supones que es una fantasía de mal gusto, excéntrica y ridícula. Pero en realidad es un collar ceremonial fabricado con “orichalcum” u “oricalco”, metal de gran importancia para el pueblo atlante. Ese collar en realidad es la clave para encontrar la ubicación exacta de la Atlántida de Platón. Y tú lo ves como un collar feo y de mal gusto.
O miremos a ese universitario de aspecto enfermo. Suponemos que va angustiado a presentar un parcial, pero la verdad es que esta muerto hace un par de meses y no se ha dado cuenta de que su corazón ya no late.
¿Y el viejo “mono” de aspecto elegante que va manejando el Mercedes negro con dos niñas en el asiento trasero? Es un gringo propietario de varias fincas en el norte del Valle del Cauca, lleva a sus hijas a comprar los uniformes del colegio y actúa con mucha naturalidad, pero es un espía retirado y en su casa guarda un frasquito con una bacteria que a principios de 2001 debía ser regada en el agua de una finca en el eje cafetero. Esta bacteria evolucionaría en el café y en un plazo de diez años habría prosperado en cada plantación cafetera del planeta. Haciendo cálculos, para finales de 2012 la bacteria se activaría envenenando discretamente a la bebida y diezmando casi toda la población mundial. Lo peor del caso es que el tipo ni siquiera se acuerda del frasquito.
O aquella mujer embarazada, alegre y feliz, pero en cuyo vientre habita su hermana gemela, la cual se asoma al mundo exterior por el ombligo en busca de alimento.
Y esos son solo algunos de tus compañeros de viaje.
¿Te gusta caminar por el barrio los domingos por la tarde? Es agradable sentir el viento vespertino, ver a las personas que conversan tranquilas en sus antejardines o los niños que pasan veloces en sus bicicletas. Pero, te has preguntado: ¿Qué pasará tras las puertas de aquellas casas que permanecen cerradas? ¿Cuántas abominaciones estarán dentro reposando o torturando? ¿Cuántos objetos de otras dimensiones u otros mundos adornaran sus estantes o estarán olvidados en viejos armarios?
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