Soy “Indie”. Pero nunca intenté ser otra cosa. Y sé que muchos autores de ebooks han hecho lo mismo. No vivimos de la escritura, no somos millonarios gracias a nuestras superventas, pocos de nosotros vamos a firmar libros en eventos públicos. Algunos, valientes, con medios y apoyo, se dan el lujo de autopublicarse en papel, participar en ferias de libros o en concursos literarios. Eso es meterle corazón, ponerle el alma a tus ideas. ¿Puede haber algo más noble que aquello?
Pero los demás no lo tenemos tan fácil. Nos levantamos a trabajar, a cumplir con horarios, a soportar largas jornadas… y solo después, cuando encontramos un minúsculo espacio de silencio y quietud, podemos dar rienda suelta a esa pasión secreta: escribir. Y luego, con ilusión, nos toca ponernos en la tarea de hacernos publicidad y rogar para que algún buen parroquiano se interese en nuestro producto... ¿Alguien ha sentido la frustración de poner su ebook en Amazon y que nadie lo comente?
Entonces, ¿somos los indie artistas o artesanos? Esa pregunta la formulé hace poco a alguien que aprecio, y su respuesta fue simple: “Viejo, eres un gran escritor, pero antes eres ingeniero de sistemas; así que no te formaste en literatura. Conclusión: eres artesano”.
Jamás lo pensé de esta forma. Y me alegra que sea así. Y ahora veo que sucede así con todo. Hay cocineros formados en academias, pintores que aprenden su oficio en escuelas de arte, cantantes que asisten a duras jornadas para aprender afinación, escritores con títulos en filosofía y letras, periodismo o literatura, genios para todo, con un bagaje académico detrás que avala su condición de “artistas”. Pero hay otros, muy buenos, geniales, que no poseen diplomas que respalden su pasión, esos, que cantan, cocinan, pintan o escriben en el anonimato. Son artesanos, apasionados, que por lo general logran obras maravillosas, muchas veces por encima de las de los llamados “artistas”.
Ejemplos hay miles (lo siento, pero tengo que mencionar a Crepúsculo y a las 50 sombras…), pero este el que más me gusta es “The Martian”, o “El marciano”, película dirigida por Ridley Scott pero que pocos saben que estuvo basada en un E-Book de Andy Weir. Los invito a leer sus datos en Wikipedia, porque esos tipos son los que finalmente la logran. “The Martian” fue un modesto libro que empezó vendiéndose a 0,99, y luego se convirtió en película. ¿Casualidad? Puede ser, claro que sí, pero algo es seguro: es la obra de un gran artesano, no de un artista.
A esos, a los valientes, a los que le ponen el alma, a los escritores de taller que viven preocupados por pagar sus cuentas es que va dedicado este post.
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