Recuerdo que esta novela surgió más como un ejercicio
literario que como un proyecto de publicación. Elegí un escenario, unos
protagonistas, y decidí escribir desde dos puntos de vista: por un lado, uno
general en tercera persona, que narra las aventuras y fantasías de Coco, la
astuta pastelera; por otro lado, se narra en forma de diario, en primera
persona, la visión del capitán Hixson, marinero experimentado y frío, que a lo
largo de la historia es quien produce tanta ira y frustración en la pobre Coco.
Mi idea era seguir una de las enseñanzas básicas de los
escritores de verdad: “Escribe a diario”, así que obedecí y empecé a narrar
esta historia. Dudé en pasársela a mi esposa para que la revisara, pero era
2014, y había poco material y ella reclamaba algo para leer. Le pasé el
borrador, y al rato la escuchaba reírse de cada una de las retorcidas fantasías
de Coco. Se devoró la novela en dos días, y eso porque andábamos ocupados con
otros asuntos, pero la volvió a leer… y volvió a reírse…
Y la leyó incluso una tercera vez… y una cuarta… y rogaba
porque el producto apareciera en las páginas de Amazon cuanto antes.
Sin embargo, soy cuidadoso, así que no publico si una novela
no ha sido revisada por al menos tres personas más. En este caso, le pasamos el
borrador a Erika Ramírez, y también a Luz Adriana Rojas. Las dos concordaron en
las sonrisas y las carcajadas, aunque con Adriana tuve problemas, pues estábamos
en la oficina, y no podíamos parecer ociosos.
El caso es que las tres se encariñaron de la historia, se
enamoraron del antipático capitán y aplaudieron las iras y desdichas de Coco.
Y el resultado es una novela hermosa, repleta de azúcar,
crema y especias.
En cuanto a la portada, pues confieso que ha sido una de las
más difíciles… tantas ideas, tan poco material gratuito… más de una vez estuve
tentado a pasar la tarjeta de crédito para comprar imágenes, pero hay un problema,
que en mi caso por ahora no tiene solución. Se trata de esa curiosa
singularidad en la que un escritor Indie no gana el dinero suficiente como para
pagar sus propias portadas. No me llamen tacaño, es solo que la filosofía INDIE
implica que hagas todo tú mismo.
Miren mi cruel ejemplo: “Los secretos de Old
Cap: McLelland”, mi segunda publicación, que ya anuncié hace bastante. En ese
caso, encontré una buena diseñadora de portadas en DeviantArt y le pagué 150 dólares
para que me elaborara la portada del libro para Kindle. Si el libro se vende a
0.99 dólares… con unas regalías del 35%... ¿Cuántos libros deberé vender para
amortizar ese gasto? La respuesta precisa es MUCHÍSIMOS. Y ese no es mi libro
más vendido…
Desde ese instante, decidí aprender Photoshop y dejarme de
bobadas. Material gratuito hay a montones, pero advierto que si algún día
puedo, pagaré por cada portada, porque ese es el trabajo más complicado de
elaborar ebooks uno mismo. En fin, me gusta el resultado, y la portada se ha
ganado bastantes elogios.
Aquí dejo el link, para los verdaderamente interesados. La
dedico a todos los escritores y cocineros frustrados.
Gracias!!!
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