jueves, 1 de octubre de 2015

La ausencia de las Esferas de Dyson en la cultura popular



Son las mega estructuras más fabulosas imaginables, pero los autores siguen temiéndoles. Desde chico me he preguntado sobre las razones que convierten a las esferas de Dyson en las parias de la ciencia ficción. Creo que el asunto tiene que ver con algo que le sucedió a Larry Niven con su mítica novela “Mundo Anillo”. Cualquier amante de la ciencia ficción ha leído esta obra, o al menos la ha escuchado nombrar. En ella, Niven usa un mundo en forma de anillo, que orbita a una estrella similar al sol y con un radio de más o menos una unidad astronómica (1UA). 

Estas son las matemáticas del Mundo Anillo:

   30 horas = 1 día del Mundo Anillo
   1 revolución = 7,5 días = 1 rotación del Mundo Anillo
   1 falan = 10 revoluciones = 75 días
   Masa = 2 x 1024 toneladas
   Radio = 1,5915 x 108 km
   Circunferencia = 1 x 109 km
   Anchura = 1,6 x 106 km
   Superficie = 1,55 x 1015 km2 = 3 millones de veces la de la Tierra (aprox.)
   Gravedad superficial = 9,73 m/seg = 0,992 g
   Velocidad de rotación = 1230 km/seg
   Altura de los muros laterales: 1600 km
   Astro central: G3 próximo a G2, algo más frío y pequeño que el Sol.

Estas dimensiones denotan claramente una postura antropocentrista de parte del autor, pero el “Principio Antropico” lo avala. Eso no lo voy a discutir, aunque un montón de gente ha criticado a Niven por esquematizar una copia muy a propósito del Sistema Solar. Quiero anotar que este anillo tiene más o menos tres millones de veces la superficie del planeta Tierra. Dicho de otro modo, dentro del anillo de Niven caben tres millones de planetas como la Tierra. Dicho de otro modo: tiene tanta superficie que cualquier civilización podría resolver sus problemas de espacio vital sin salir de su sistema estelar. 

Aquí tenemos un corte del anillo de Niven. Notese el tamaño de Jupiter y el de la Tierra en comparación. 
Es un mundo tan grande, que Niven apenas si puede darle un vistazo a lo largo de cuatro libros que enganchan de inmediato, no por el carisma de sus protagonistas, sino por lo fabuloso del anillo, sus características físicas y sus “demenciales dimensiones”. Es un mundo en el que caben millones de mundos como la Tierra, poblado por una suerte de chistes evolutivos creados a partir de una raza xenófoba que Niven llamó “Protectores de Pak”. 

Al finalizar el cuarto libro: “Hijos del Mundo anillo”, te quedas con algunas preguntas, y supones que el autor sabe cuál es el destino de ese mundo, pero la verdad es que nadie parece tener una respuesta final.

Desde mi punto de vista, Larry Niven se dejó enredar por las presiones de algunos lectores sobredimensionados que leyeron su primer libro con calculadora en mano, algo que no respeto en lo absoluto, porque si estás leyendo ciencia ficción, deberías tener en cuenta que la segunda palabra de ese título es “FICCIÓN”, ficción científica, amigos, por lo que deberíamos concederle algunas fallas de diseño, algunas tonterías fantásticas y quizás algunos ridículos técnicos. 

Después de publicar su primer libro, Niven recibió cientos de cartas –afortunadamente para él, en los setenta no se usaba el correo electrónico ni el Whatsapp, porque de lo contrario lo habrían enloquecido-, en las que anotaban todos los errores físicos del Mundo Anillo. De hecho, en la convención de Ciencia Ficción de 1971 (WorldCon) , un montón de estudiantes del MIT aparecieron con pancartas que rezaban “¡El Mundo Anillo es Inestable!”. De locos…

Niven se dejó presionar, y por eso escribió la segunda parte: “Ingenieros del mundo anillo”, para tratar de corregir los errores de la primera parte. He leído mucha ciencia ficción, y me atrevo a decir que es el único autor que ha recurrido a una secuela para corregir su idea inicial. Lo lamento por Niven, pero como lector lo agradezco, porque la historia es una de mis favoritas. 

Niven se emocionó, y siguió “Trono del Mundo Anillo” y finalizó con “Hijos del Mundo Anillo”. En esta última, debía estar aburrido, así que usó a la estrella local del anillo como motor para sacarlo del sistema y mandarlo al carajo. Con todas las matemáticas de la gente, ese viajecito debió terminar muy mal, así que supongo que el autor debió cansarse de su obra… algo lamentable para todos. 

En fin, supongo que si a Larry Niven le cantaron en los pasillos del MIT sobre la inestabilidad del anillo, a un atrevido autor que use una Esfera de Dyson como escenario lo crucificarán porque esa estructura es aún más difícil de concebir que el anillo… ¿Será esa la razón? ¿Será que nos atrevemos a darle a las Esferas de Dyson el lugar que se merecen?


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