jueves, 13 de febrero de 2014

¡Viva la ciencia ficción! (con perdón)

¡Viva la ciencia ficción! (con perdón)

Antes de escribir esta entrada, quiero aclarar dos cosas. 

La primera es esta: creo en la ciencia y no soy ateo. 
La segunda es esta: no creo en los científicos y tampoco en las religiones. 
  
Esto sí que es ficción... 
Nos encanta la ciencia ficción. Nos encanta Star Trek, Star Wars, Alien y todas las de culto. Pero muchos se enojan cuando se incumplen las sagradas leyes físicas. Y digo sagradas, porque para mí no hay mucha diferencia entre ciencia y religión. Son la misma cosa, cada una con sus dogmas, sus oraciones y sus sacerdotes. La primera usa un colisionador de hadrones para vendernos la verdad, la otra usa una biblia… Lo siento, pero no puedo ver mucha diferencia. A la hora del té, ambas buscan dinero, fama y poder. ¿O no?

No voy a defender a la religión, para mí eso es mitología pura. Pero la ciencia… esa a veces tengo que perdonarla, porque muchas veces dice cosas ciertas… pero la base es la misma: busca la verdad. ¿Qué es lo que no me gusta? Que, al igual que la religión, es dogmática y sus sacerdotes son casi tan obsesivos como los religiosos.

Se me viene a la mente un ejemplo, y tiene que ver con las famosas piedras de Ica. Si no saben de qué hablo, denle una buscadita al Google sobre el asunto. El caso es que se trata de unas piedras imposibles, polémicas y quizás hasta ridículas, pero no hay razón para no estudiarlas. Sobre el tema corrieron ríos de tinta, y no podía faltar la pluma del tristemente celebre J.J. Benítez, con su libraco: “¿Existió otra humanidad?”, donde describe su investigación, con lujo de detalles y opiniones subjetivas sobre el tema. Y parece que lo hace en serio. Uno de los comentarios que me marcó fue el que le hizo un arqueólogo cuando le preguntó sobre las preguntas del doctor Cabrera; el tipo dijo: “Yo no hablo de arqueología con alguien que no es arqueólogo”.


Si vas a arruinar una buena película sacando tu
calculadora y tus libros, entonces,
¿para qué rayos fuiste a verla?
 
Esa frase resume mi lío con la ciencia. Michio Kaku, con su “Física de lo imposible”, trató de acercarse a la ciencia ficción, pero lo hizo con demasiada cautela, como si tuviera lastima de los autores Sci-Fi. Lamentablemente, eso es común. Los científicos son los sumos sacerdotes, que admiten poca o ninguna discusión sobre sus dogmas. Incluso ellos mismos temen desmentir a sus predecesores y se lastiman entre ellos mismos en busca de un Nobel…

El tema que quiero tratar en esta entrada, es que aquellos que dicen respetar 100% las leyes físicas, van al cine a ver a los superhéroes de Marvel o DC, a las franquicias grandes como Matrix, Avatar, o quizás coleccionan los clásicos como Star Wars, Volver al Futuro, Blade Runner, Indiana Jones… etcétera, etcétera… Eso no lo entendía, hasta que escuché que los físicos suelen fantasear y son asiduos consumidores de ciencia ficción. Ese curioso comportamiento me recuerda a esas señoras que van a misa todos los días, pero que el fin de semana van a que les lean el tarot…

¿Puede un científico perdonar la gravedad artificial de Star Wars? ¿Pueden perdonar el transito por el hiperespacio? Recuerden bien que Iron Man no puede volar, no hay manera, y mucho menos Superman. El hombre araña también tiene sus problemas… y graves… ¿Qué me dicen de los pantalones de Hulk?

Recuerdo bien que Han Solo y Chewbacca descendieron en la panza de la babosa espacial titánica con solo una mascarita, peor que las de los aviones… Ni hablar de las mutaciones de los X-Men, de las que solo mencionaré a Pyro, Ciclope y Archangel. Todas son biológicamente imposibles. La tecnología del transportador de Star Trek también es complicada de aceptar desde el punto de vista científico…

Pero las perdonamos. Hacemos la vista gorda ante esos “problemillas” y centramos nuestra atención en otros detalles: la bocaza de la babosa espacial titánica, la fuerza de Hulk, los maravillosos combates entre rebeldes e imperio, la tecnología de Stark Industries y las geniales gafas de ciclope. Y las perdonamos porque son TREMENDAMENTE DIVERTIDAS, porque son TREMENDAMENTE MARAVILLOSAS, y porque los humanos normales disfrutamos con las maravillas, con el futuro y también con los imposibles.

Así que, si perdonamos todos esos detallitos de los clásicos, ¿por qué nos cuesta tanto perdonar a la Tierra hueca, al Anillo de Niven o las Esferas de Dyson? ¿Por qué la gravedad artificial es un tema tan controversial? ¿Por qué le vemos tanto lío al viaje por el hiperespacio?


La ciencia nos ha permitido viajar hasta la luna… pero la ciencia ficción nos ha llevado a  galaxias muy, muy lejanas, así que, ¿por qué no perdonarla en todos los casos? 


Bueno, quizás esta sea una entrada muy apasionada, escrita hace años pero jamas publicada. Pido disculpas si resulta ofensiva. 

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